En 1945, una vez aprobada la Carta de la Organización de las Naciones Unidas, se convocó a la Conferencia que tendría por objeto definir los estatutos de una Organización Internacional de Cooperación Cultural. En esta Conferencia, realizada en noviembre de ese mismo año, representantes de 42 países aprobaron el acta constitutiva de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cuya sede estaría en París.
“Si en principio se había considerado la educación de base como una campaña mundial contra el analfabetismo, muy pronto apareció evidente que el conocimiento de la lectura y la escritura no era más que un medio de alcanzar el objetivo más vasto que es «permitir a hombres y mujeres llevar una vida más llena y feliz en armonía con la evolución de su medio, de desarrollar los mejores elementos de su cultura nacional y facilitarles el acceso a un nivel económico y social superior que los ponga en condiciones de desempeñar un papel activo en el mundo moderno»” (Valderrama, F.: 1995 [1991]. El final de los años cuarenta. En Historia de la UNESCO pp. 44. UNESCO).
En ese espíritu se llevó a cabo la II Conferencia General de la UNESCO en México, en la que se aprobó la creación de un centro de formación de personal dedicado a la educación fundamental para América Latina y el Caribe. El 11 de septiembre de 1950 se firmaron los acuerdos entre la Organización de Estados Americanos y la UNESCO, y entre ésta y el Gobierno de México para la creación del Centro Regional de Educación Fundamental para la América Latina (CREFAL).
El CREFAL comenzó a funcionar el 9 de mayo de 1951 bajo la dirección del maestro mexicano Lucas Ortiz Benítez.
Como se asienta en el acta constitutiva, la FAO, la OMS y la OIT cooperaron con esta institución mediante el envío de personal especializado en sus respectivas áreas de trabajo. La OEA y la UNESCO participaron inicialmente en la organización y administración del CREFAL.
El Gobierno del estado de Michoacán colaboró con el arrendamiento de la “Posada de los Tres Reyes” para el alojamiento del personal docente y el general Lázaro Cárdenas con la donación de la “Quinta Eréndira” para que en ella se construyera la sede.
En los inicios del Centro, los objetivos fueron básicamente ayudar a los gobiernos de América Latina a satisfacer dos necesidades urgentes: proporcionar capacitación a los maestros y líderes de educación fundamental, y la preparación de materiales adaptados a las necesidades y condiciones de las comunidades locales para reforzar la educación fundamental.
El campo de acción del CREFAL estuvo centrado en la educación fundamental, y sus ejes de atención fueron: “…salud, economía, recreación y conocimientos básicos. El conjunto de disciplinas de apoyo estaba formado por antropología social, psicología social, pedagogía, investigación social y documental, sociología y doctrina de educación fundamental. Como complemento había trabajo de taller y laboratorio que comprendía: cine, teatro, dibujo, elaboración y uso de diavistas, grabado e imprenta” (G. Medina, CREFAL: Presencia y acción en América Latina y el Caribe, Pátzcuaro, CREFAL, 1986).
En este periodo, el CREFAL realizó ocho cursos de 18 meses, de los que egresaron 460 especialistas en educación fundamental; elaboró y publicó cartillas, así como diversos materiales educativos; brindó asesoría a varios gobiernos y contribuyó a la realización de actividades de educación fundamental en varios países: a los cursos regulares acudieron 621 estudiantes de 20 países latinoamericanos y de cuatro europeos y asiáticos.
A partir de 1960 el CREFAL reorienta su quehacer histórico y su acción en el campo de la educación. A juicio de las Naciones Unidas, la educación fundamental debería actuar más allá de la alfabetización, frente a la necesidad de organizar cooperativas, estimular el crédito y otras actividades sociales y económicas; la educación fundamental, por tanto, se consideró como el servicio educativo del movimiento de desarrollo de la comunidad.
Ese mismo año se reúne en París, Francia, un grupo especial de trabajo integrado por representantes de las Naciones Unidas y de sus organismos especializados (UNESCO, FAO, OMS Y OIT), y acuerdan que a partir de 1961, el Centro debía cambiar su orientación y, por consiguiente, su nombre y su estructura. Ese año su denominación cambia a Centro Regional de Educación Fundamental para el Desarrollo de la Comunidad en la América Latina, conservando las siglas originales de su primer nombre.
Las acciones del CREFAL se orientan a la capacitación de recursos humanos provenientes de los países de la Región, para el desempeño de funciones en las áreas de planificación, coordinación, ejecución y asesoría en actividades de desarrollo de la comunidad emprendidas por los respectivos gobiernos.
Se recibió apoyo económico de diferentes organismos internacionales (FAO, OMS Y OIT, Naciones Unidas, UNESCO) y del Gobierno de México para fortalecer los trabajos de campo en las comunidades; en esta línea se inician diferentes proyectos avícolas, apícolas, agrícolas, de artesanías y pequeñas industrias, destinados a mejorar la economía de las comunidades.
A partir de 1969, el Centro comienza una nueva orientación de su quehacer, esta vez hacia la promoción de la alfabetización en el contexto de la educación de adultos. Bajo el nombre de Centro Regional de Alfabetización Funcional para las Zonas Rurales de América Latina, inició acciones para la alfabetización funcional bajo el marco conceptual originado en el Congreso de Teherán de 1965.
Acuden al CREFAL becarios de la UNESCO y la OEA, procedentes de todos los países de América Latina, todos ellos profesionales vinculados con los diversos campos de la alfabetización funcional. El CREFAL ofrecía cursos anuales de seis meses destinados a preparar personas de nivel medio y superior vinculadas con el proyecto de alfabetización.
Durante estos años se realizaron los llamados Seminarios Operacionales (SEMOPS), en cooperación con diversos países latinoamericanos. Su importancia principal residía en que las acciones de formación se realizaban en el terreno de prácticas y se aplicaban a situaciones concretas de los participantes. En total se realizaron 27 seminarios en 15 países sobre temas relacionados con cooperativas agrícolas, población, industria, desarrollo de las comunidades indígenas, programas de educación de adultos, reforma agraria y colonización rural.
Entre 1975 y 1978 la administración del CREFAL se transfirió al gobierno de México, con carácter de institución educativa internacional. El Centro se abocó a la educación de los adultos y la alfabetización funcional en el marco de la educación permanente, entendida ésta como un medio que permite dar satisfacción a las necesidades del individuo y propiciar su realización plena en todas las etapas de su vida.
En 1974, en París, se firmó un nuevo acuerdo entre el gobierno de México y la UNESCO para la creación y funcionamiento de un Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización Funcional para América Latina, dándosele al CREFAL un carácter de institución educativa internacional del gobierno mexicano para América Latina y el Caribe.
En el área formativa se realizaron programas de posgrado en el marco del Proyecto Multinacional de Educación Integrada “Alberto Masferrer”, además de los cursos regulares nacionales e internacionales; además, se reforzaron acciones de investigación y de promoción de desarrollo rural integrado, y se produjeron materiales bibliográficos y audiovisuales para apoyar estas acciones. En este tiempo el CREFAL consolidó su labor editorial.
Entre 1984 y 1985 se impulsó el uso de sistemas de cómputo, en un inicio para las tareas administrativas y luego en los procesos de automatización del acervo bibliográfico de la Biblioteca y del Centro de Documentación Especializado en Educación de Adultos.
En octubre de 1990 se firmó en la Ciudad de México el Convenio para la Creación y Funcionamiento del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe, en el que se otorga al CREFAL el carácter de organismo internacional autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, y su objetivo general se definió en los siguientes términos: “la cooperación regional en educación para adultos, mediante la formación de personal especializado, investigación, sistematización, análisis e intercambio de experiencias innovadoras e información especializada y producción e intercambio de documentos y materiales resultado de las investigaciones realizadas internamente con la colaboración de especialistas de los organismos e instituciones de la región”.
En el campo de la cooperación regional, el CREFAL asumió la misión de fomentar entre los países cooperantes el intercambio de resultados de investigación, documentación y formación de recursos humanos por medio de planes regionales y subregionales de cooperación, e integrar los avances obtenidos en los países de América Latina y el Caribe; todo ello con el fin de coadyuvar a su divulgación y al intercambio de experiencias. Se encargó además del diseño y gestión de los proyectos Eje de Cooperación Latinoamericana y Caribeña, respaldado por la UNESCO y la OEA.
La estrategia de trabajo en esta etapa se sustentó en proyectos multinacionales que buscaban responder a las necesidades inmediatas de cada país latinoamericano, y para ello se incluía la formación de investigadores y educadores y la socialización de la información. Lo que se pretendía con los cursos, que tenían una duración de 12 a 14 meses, era articular las acciones institucionales alrededor de proyectos maestros.